Momentos de ansiedad, de estrés, de una
mayor tensión emocional… Son situaciones que influyen, y mucho en la
aparición de problemas como puede ser el bruxismo, o lo que es lo mismo
realizar el acto involuntario de apretar o rechinar los dientes. Y
precisamente vivimos momentos que no son fáciles para muchas familias,
que ven cómo su situación económica o laboral es complicada. Es ahí
cuando, según los expertos, las posibilidades de sufrir bruxismo
aumentan de forma significativa dado que dichas circunstancias crean
inseguridad y estrés en la persona.
¿Se puede prevenir?
El bruxismo, al ser un acto involuntario, es difícil de prevenir, por ello, es importante acudir a las revisiones periódicas para lograr un diagnóstico precoz y evitar posibles efectos secundarios. Además del daño ejercido sobre la articulación, existen otros efectos secundarios como el desgaste de las cúspides de los dientes y muelas, retracciones en las encías y fracturas de piezas. En casos avanzados provoca una pérdida de la dimensión vertical (quedando un perfil de anciano) y un gran empobrecimiento de la estética facial.
¿Hay solución?
Las consecuencias del bruxismo dependerán del momento en el que sea diagnosticado, ya que la mayoría de los casos están sin diagnosticar. Lo más habitual es utilizar una férula de descarga para proteger los dientes de la presión que se ejerce al apretar. La férula, frena el problema, pero no soluciona las retracciones ni el desgaste ya instaurados anteriormente.
Para aquellos casos en los que el factor clave sea algún trastorno psicológico como la ansiedad, recomendamos aprender técnicas de relajación que ayuden a la persona a sobrellevar el estrés.
Como complemento, también aconsejamos acudir a un fisiterapeuta especializado en ATM y evitar malos hábitos, como café y/o alcohol antes de acostarse.